Clara Meadmore, una mujer británica que en 2008 tenía 105 años, sorprendió al declarar que nunca se casó ni mantuvo relaciones íntimas, y que jamás se arrepintió de esa decisión. Según explicó, tomó esta resolución cuando tenía apenas 12 años y la mantuvo durante toda su vida. “Nunca estuve interesada ni sentí deseo. Siempre estuve ocupada con otras cosas”, afirmó.
Nacida en 1903, Clara vivió en países como Egipto, Canadá y Nueva Zelanda antes de regresar a Inglaterra en sus veintitantos años, donde trabajó como secretaria. Relató que el contexto social de su época también influyó en su elección: “Crecí en una era en la que las niñas debían ser vistas y no oídas. Tuve que luchar por mi independencia, y eso no agradaba a muchos hombres. Pronto me consideraron demasiado mayor para casarme”.
A pesar de haber tenido pretendientes, Clara aseguró que nunca tuvo novio y que sus vínculos con hombres fueron siempre platónicos. “En mi juventud, solo se tenía intimidad dentro del matrimonio. Nunca sentí necesidad de tener una vida íntima activa”, explicó. Además, destacó que considera la abstinencia como uno de los secretos de su longevidad: “El sexo envejece”, sentenció.
Su historia ha generado debate sobre los distintos estilos de vida y cómo las decisiones personales pueden estar marcadas tanto por convicciones individuales como por el contexto histórico. Clara Meadmore se convirtió así en un símbolo de independencia y de fidelidad a las propias creencias, desafiando las normas sociales de su tiempo.
