Gregory McCalium, un británico de 23 años, fue condenado a cuatro años y medio de prisión por invadir la casa de un matrimonio de ancianos en Botley, cerca de Oxford. Armado con un cuchillo, McCalium irrumpió en la vivienda, pero fue sorprendido por el dueño, Frank Corti, un exboxeador y exmilitar de reserva de 72 años, quien lo noqueó con dos puñetazos en el rostro y lo inmovilizó hasta la llegada de la policía.
Según el tribunal de Oxford, McCalium había participado la noche anterior en una fiesta ruidosa y sospechaba que Corti había alertado a la policía. En represalia, horas después, irrumpió en su casa. Durante el juicio, el acusado alegó no recordar lo sucedido, pero fue declarado culpable de robo con agravantes. La jueza Angela Morris subrayó que McCalium “entró armado en una propiedad y obtuvo lo que merecía”, destacando el derecho de las personas vulnerables y mayores a ser protegidas por la justicia.
Frank Corti explicó que actuó por instinto al ver el cuchillo y sentirse en peligro. “Estaba absolutamente petrificado. Era una cuestión de vida o muerte”, relató. Afirmó que no disfrutó de la violencia, pero que fue necesaria para defenderse a él y a su esposa, Margaret. Además, declaró que no dudaría en actuar del mismo modo si volviera a enfrentarse a una situación similar: “Si es necesario, lo haré de nuevo”.
El detective Jon Shaw, tras la sentencia, expresó su alivio de que nadie resultara gravemente herido, aunque calificó el incidente como aterrador. Añadió que espera que la víctima y su esposa puedan retomar sus vidas con normalidad. El caso ha generado repercusión en Reino Unido, donde se valora la valentía de Corti al enfrentarse a un agresor armado, y se abre el debate sobre el derecho a la legítima defensa en el hogar.
