Un caso de tráfico de personas que conmocionó a la comunidad brasileña tuvo un final feliz el pasado fin de semana, cuando Luckas «Kim» Viana, paulista de 31 años, y otro brasileño, Phelipe de Moura Ferreira, de 26, fueron rescatadas por una organización no gubernamental (ONG) en Myanmar, al este de Asia.
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Luckas vivía en Bangkok (Tailandia), pero fue engañado con falsas promesas de empleo y llevado a Myanmar, donde permaneció cautivo más de tres meses. Su madre, Cleide Viana, dijo que recibió una llamada de su hijo en octubre, cuando le informó de que estaba siendo explotado, torturado y obligado a cometer delitos contra su voluntad.
Tras ponerse en contacto con él, la madre de Luckas no recibió más noticias y empezó a enviar correos electrónicos a la embajada de Myanmar, a Itamaraty, a miembros del Parlamento e incluso una carta al presidente Lula. También puso en marcha una recaudación de fondos en Internet para rescatar a su hijo. El dinero recaudado ayudaría a pagar los billetes, la asistencia jurídica, las traducciones y las negociaciones con los intermediarios.
El Ministerio de Asuntos Exteriores (Itamaraty) declaró estar siguiendo el caso y en contacto con las autoridades competentes, incluida la policía y la familia de Luckas. El ministerio ha hecho varias gestiones ante el gobierno de Myanmar para rescatar a Luckas, una operación que es competencia de la policía local.
El pasado fin de semana, la ONG The Exodus Road rescató a Luckas y Phelipe. Itamaraty declaró que se había enterado de la liberación de los dos brasileños con gran satisfacción y que, a través de sus embajadas en Yangón y Bangkok, llevaba pidiendo su liberación a las autoridades competentes desde octubre del año pasado.