Andrea Ivanova, una influencer búlgara de 27 años, ha captado la atención internacional por ostentar lo que muchos consideran los labios más grandes del mundo. Inspirada en las muñecas Bratz, Andrea inició hace siete años una transformación estética radical con el objetivo de lograr una apariencia exagerada y fuera de los estándares convencionales de belleza.
Hasta la fecha, ha invertido más 23.500 euros en procedimientos, principalmente en el rostro. Entre las intervenciones destacan decenas de aplicaciones de relleno labial, así como modificaciones en el mentón, la mandíbula y los pómulos. A pesar de las advertencias médicas sobre los riesgos de continuar con las inyecciones de ácido hialurónico —que incluyen dolores persistentes y posibles daños irreversibles—, Andrea insiste en seguir adelante con su transformación.
Recientemente, sorprendió a sus seguidores al publicar imágenes de su aspecto antes de comenzar las cirugías, lo que generó una oleada de reacciones en redes sociales. Sin embargo, ella defiende firmemente su decisión, argumentando que su apariencia es una forma de expresar su libertad personal. “Me gustan las cosas exageradas, como los labios enormes y el maquillaje cargado. La belleza natural me parece aburrida”, declaró. También confesó sentir dolor constante en el rostro, especialmente en la mandíbula y las mejillas, pero eso no la detiene: ya planea someterse a múltiples aplicaciones en un solo día.
La historia de Andrea ha reavivado el debate sobre los límites de los procedimientos estéticos y los posibles efectos adversos para la salud, como la necrosis facial. A pesar de las críticas, ella considera que su transformación extrema es fuente de felicidad y autenticidad. “Soy adulta y consciente. Nadie tiene derecho a juzgar la apariencia de los demás”, afirmó.
Andrea Ivanova continúa firme en su propósito de mantener —y ampliar— su título como la mujer con los labios más grandes del mundo, desafiando tanto las normas sociales como las advertencias médicas.