El sadhu indio Amar Bharati mantiene el brazo derecho levantado desde 1973 como acto de devoción al dios hindú Shiva. Este gesto extremo, iniciado como un voto espiritual, se ha convertido en un símbolo de fe y resistencia física. Tras más de cinco décadas, su extremidad permanece atrofiada e inmóvil.
Antes de adoptar esta vida de renuncia, Bharati trabajaba en un banco, estaba casado y era padre de tres hijos. A comienzos de los años 70, decidió abandonar su vida familiar y profesional para emprender una peregrinación por el país. Tres años después, tomó la decisión de mantener el brazo alzado como forma de alcanzar la iluminación espiritual.
Durante los primeros meses sufrió dolores intensos e hinchazón. Con el tiempo, su cuerpo se adaptó a la nueva condición. En la actualidad, el brazo ha perdido toda funcionalidad, y las uñas, que nunca ha cortado, crecen de manera desordenada. Lleva a cabo todas sus actividades diarias con la mano izquierda.
Según los médicos, la posición mantenida durante tanto tiempo ha provocado una pérdida de circulación y una rigidez permanente, y bajar el brazo ahora podría suponer un riesgo grave para su salud.
Reconocido internacionalmente, Bharati se ha convertido en una figura venerada entre los practicantes del hinduismo. Su imagen, con el brazo alzado y los dedos curvados, es buscada por devotos que acuden a él en busca de consejo y bendiciones.
