Sergei Torop, conocido como Vissarion y autoproclamado reencarnación de Jesucristo, ha sido condenado a 12 años de prisión en un campo de alta seguridad en Rusia. El líder religioso fundó en 1991 la Iglesia del Último Testamento en una remota zona de Siberia, poco después de la disolución de la Unión Soviética. Su comunidad, llamada “Morada de la Aurora” o “Ciudad del Sol”, atrajo a miles de seguidores que adoptaron un estilo de vida austero bajo estrictas normas impuestas por el líder: prohibición de carne, alcohol, tabaco, dinero y lenguaje ofensivo.
Las investigaciones del Comité de Investigación de Rusia revelaron que Vissarion y dos de sus colaboradores ejercían una fuerte presión psicológica sobre sus seguidores, provocando daños físicos y mentales, además de estafas financieras. Los tres fueron condenados a pagar una indemnización de 40 millones de rublos, equivalentes a unos 410.000 euros, a las víctimas.
El caso ha generado gran conmoción tanto en Rusia como a nivel internacional, destacando el contraste entre la imagen mesiánica del líder y los abusos cometidos. La sentencia reabre el debate sobre los límites de la libertad religiosa y los riesgos de los cultos dirigidos por figuras carismáticas que se sitúan por encima de la ley.