Andrew vivió en 25 hogares temporales antes de ser adoptado por la familia de su mejor amigo, Joc, a los 12 años. El niño, que pasó la mitad de su vida en orfanatos, encontró un hogar definitivo con Kevin y Dominique Gill, una pareja que trabaja en asistencia social infantil en Estados Unidos. El vínculo con el hijo biológico de la pareja fue decisivo para la adopción.
El niño llegó a la casa de los Gill en 2018, después de haber sido devuelto por dos familias. Dominique cuenta que el comienzo de la convivencia fue difícil, pero la pareja se negó a rendirse. “Sabíamos lo mucho que él quería tener un hogar”, dijo. Durante ese período, observó cómo se fortalecía la amistad entre Andrew y Joc, hasta que decidió que el niño no debía volver a salir de casa.
La decisión de adoptarlo se comunicó de forma simbólica, durante un paseo por el parque, en presencia de amigos y familiares. “Me preguntaron: ‘¿Aceptas?’ y yo dije: ‘¡Sí!’”, relató Andrew. El momento sorprendió al niño, que no sabía que la familia interesada en adoptarlo era precisamente la de los Gill.
Hoy, los dos adolescentes comparten la rutina en habitaciones contiguas, juegan a videojuegos, ven películas y se divierten juntos. “Siguen siendo los mejores amigos, como siempre lo han sido”, dice la madre, Dominique.
Kevin Gill, padre de los niños, resumió la decisión de la familia: “Cuando los vemos juntos, nos alegramos de haber decidido adoptar a Andrew. Parece que estaba destinado a ser así”.
