En su reciente visita a Bruselas, el presidente de Cataluña, Salvador Illa, ha convertido la oficialidad del catalán en la Unión Europea en su bandera diplomática. Esta iniciativa, que abarcaría también al euskera y al gallego, busca reconocimiento para lenguas que conjuntamente son habladas por más de 20 millones de europeos.
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“No se trata simplemente de traducir más o menos documentos, sino de respetar la identidad de los ciudadanos europeos”, declaró Illa. Para el mandatario catalán, el reconocimiento lingüístico trasciende lo administrativo: “Otorgar estatus oficial a estas lenguas es decirle a los ciudadanos de Cataluña, Galicia y País Vasco: ‘¡Ustedes son parte de Europa!'”.
El catalán, con aproximadamente 10 millones de hablantes distribuidos entre las regiones españolas de Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares, Andorra y zonas de Francia e Italia, lucha por unirse al selecto grupo de 24 idiomas oficiales de la UE, cuyos actos legales y tratados se traducen íntegramente y cuentan con interpretación simultánea en sesiones plenarias y reuniones oficiales.
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Un camino empedrado de obstáculos políticos y financieros
La propuesta, que requiere aprobación unánime de los 27 estados miembros, avanza con dificultad desde que España la presentó durante su presidencia rotatoria en verano de 2023. Un informe preliminar de la Comisión Europea, citado por diversos medios españoles, estima un coste aproximado de 132 millones de euros anuales para incorporar las tres lenguas – unos 44 millones por idioma – incluyendo adaptación documental y contratación de intérpretes y traductores. España ha ofrecido asumir estos costes.
Actualmente, el catalán puede utilizarse en el Consejo de la UE si los ministros lo solicitan con varias semanas de antelación, como ocurrió en septiembre de 2024 cuando el ministro español de Industria, Jordi Hereu, habló en catalán durante una reunión, rompiendo un silencio de dos décadas. Paralelamente, el Parlamento Europeo estudia la posibilidad de permitir el uso de estas tres lenguas en sesiones plenarias.
¿Diplomacia lingüística o maniobra política?
La iniciativa ha generado escepticismo entre varios países miembros, que perciben la propuesta como una estrategia del gobierno de Pedro Sánchez para asegurarse el apoyo de partidos independentistas, especialmente Junts per Catalunya de Carles Puigdemont, quien permanece en el extranjero desde el fallido intento de independencia en 2017.
Illa rechaza estas interpretaciones: “Esta no es una cuestión política o una demanda partidista. Es una medida justa desde el punto de vista lingüístico para 20 millones de ciudadanos que hablan estas lenguas oficiales”.
Esta visita marca la segunda incursión de Illa en Bruselas desde su investidura como presidente de Cataluña hace seis meses. El político socialista ha priorizado las relaciones europeas, nombrando al veterano Jaume Duch, portavoz del Parlamento Europeo durante años, como ministro para Asuntos Exteriores y de la UE.
Reconstruyendo puentes tras la era independentista
“Nuestra aspiración es participar plenamente en la construcción europea, en el proyecto europeo, en un momento en que un mundo en rápida transformación no ofrece otra vía que fortalecer el proyecto europeo”, explicó Illa, quien se reunió con el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera.
Sin embargo, no es el primero en intentar romper el aislamiento que Cataluña enfrentó durante la década del “Procés”. Su predecesor, el independentista Pere Aragonès, ya se había reunido con algunos miembros de la Comisión Europea en 2022, marcando un primer acercamiento tras años de distanciamiento.
La diferencia fundamental radica en que, por primera vez en más de una década, Cataluña tiene un presidente que se opone a la independencia regional. “Respeto todos los proyectos políticos, pero mi visión es que en este mundo cambiante necesitamos fortalecer lo que nos une y no destacar lo que nos separa”, sintetizó Illa, marcando un cambio de paradigma en las relaciones entre Cataluña, Madrid y Bruselas.
