La noche del 14 de diciembre se tornó trágica en Bondi Beach, Sídney, cuando un tiroteo interrumpió una celebración de Hanukkah, dejando al menos 15 muertos. El ataque, perpetrado por dos hombres armados, fue calificado como acto terrorista por la policía australiana. Uno de los atacantes murió en el lugar, mientras que el otro, su hijo, fue hospitalizado en estado crítico.
Entre los presentes se encontraba la familia Miller: Wayne, Vanessa y sus dos hijas pequeñas, Capri y Gigi. Cuando comenzaron los disparos, Wayne se refugió bajo una mesa con Capri, creyendo que su esposa estaba con Gigi. Sin embargo, una llamada reveló que ambos padres estaban separados de la niña de tres años, lo que desató una desesperada búsqueda en medio del caos.
Vanessa recorrió el lugar gritando por su hija, mientras un policía herido intentaba protegerla. A pesar del peligro, ella insistió en seguir buscando. Finalmente, tras el cese de los disparos, Wayne se unió a la búsqueda y logró encontrar a Gigi.
La niña fue hallada bajo el cuerpo de una mujer desconocida llamada Jess, quien se había arrojado sobre ella para protegerla. Jess resultó herida pero sobrevivió. Wayne agradeció profundamente a la mujer por su acto heroico antes de que fuera trasladada al hospital.
Este trágico suceso dejó una huella imborrable en las familias presentes, especialmente en los Miller, quienes vivieron momentos de angustia y terror. Lo que debía ser una noche de celebración se convirtió en una pesadilla, marcada por la violencia pero también por actos de valentía y humanidad.


