Voluntarios inspeccionan los restos de un edificio destruido tras un bombardeo israelí en el sur del Líbano. (Foto: Instagram)
El Ejército israelí llevó a cabo este viernes 12 de diciembre un bombardeo aéreo en el sur del Líbano, atacando un complejo de entrenamiento utilizado por la Fuerza Radwan, una unidad de élite del grupo Hezbollah. Esta acción supone una nueva violación del alto el fuego vigente desde hace un año entre Israel y el Líbano.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), el complejo servía para ejercicios de tiro y otras prácticas relacionadas con el uso de armamento, con el objetivo de preparar ataques contra tropas israelíes y civiles. Las autoridades militares añadieron que, además del complejo, otras infraestructuras militares del Hezbollah fueron alcanzadas en distintos puntos del sur libanés, con base en información de inteligencia.
Israel considera que estas actividades de entrenamiento por parte de Hezbollah constituyen una violación de los acuerdos existentes entre ambos países y una amenaza directa a su seguridad, por lo que ha reiterado su compromiso de continuar actuando para neutralizar cualquier peligro.
Estos ataques se producen en un contexto de tensión renovada, a pesar del alto el fuego. A principios de semana, otro centro de entrenamiento de Hezbollah ya había sido bombardeado por Israel. En paralelo a estas acciones militares, Israel y el Líbano celebraron recientemente su primera ronda de negociaciones directas en décadas, con el objetivo de reabrir canales de diálogo. El encuentro tuvo lugar en la sede de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (Unifil), situada en Naqoura.
Estos acontecimientos reflejan la fragilidad del cese de hostilidades y la complejidad del conflicto entre Israel y Hezbollah, en un momento en que la comunidad internacional intenta fomentar la estabilidad en la región.
