
Putin recibe al enviado especial de EE. UU., Steve Witkoff, en Moscú para discutir un controvertido plan de paz para Ucrania. (Foto: Instagram)
El enviado especial de Estados Unidos para las negociaciones de paz, Steve Witkoff, se encuentra en Moscú este martes 2 de diciembre, acompañado por Jared Kushner, yerno del presidente Donald Trump. El objetivo principal de la visita es negociar con el presidente ruso, Vladimir Putin, un plan para poner fin a la guerra en Ucrania. Sin embargo, según el diario francés Le Figaro, existen también intereses económicos detrás de estas conversaciones.
Representantes rusos habrían contactado discretamente a empresas estadounidenses para explorar posibles negocios en caso de que se levanten las sanciones impuestas a Moscú. Entre las oportunidades planteadas figuran contratos de explotación de minerales y concesiones de gas en Siberia, especialmente en el sector de tierras raras y energía.
La propuesta de paz de Washington ha sido criticada por su aparente parcialidad hacia Rusia. Según medios estadounidenses, los 28 puntos negociados reflejan casi literalmente las demandas del Kremlin, lo que ha generado desconfianza entre los aliados europeos. Le Monde destaca que Witkoff ha mostrado mayor disposición a escuchar a Moscú que a Kiev, aumentando las dudas sobre la fiabilidad del compromiso estadounidense con Ucrania.
El lema “hacer dinero y no la guerra”, citado por el Wall Street Journal y retomado por Le Monde, resume la percepción de que los intereses comerciales están influyendo en las negociaciones. Empresarios estadounidenses y oligarcas rusos ya habrían mantenido contactos previos con vistas a futuros acuerdos tras un eventual cese del conflicto.
Mientras tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky realizó su décima visita a París desde el inicio de la invasión rusa en 2022. En su encuentro con Emmanuel Macron, Zelensky reiteró que las prioridades de Ucrania son claras: seguridad, independencia y soberanía. Por su parte, Macron busca asegurar un papel relevante para Europa en las conversaciones, especialmente en lo que respecta al destino de los aproximadamente 200.000 millones de euros en activos rusos congelados por la Unión Europea desde el inicio de la guerra.


