Paige Suisted, una joven de 27 años de Nueva Zelanda, vivió una experiencia médica que ha sido calificada como extraordinaria. Todo comenzó con un simple hormigueo en los dedos, que posteriormente se convirtió en una parálisis parcial del lado derecho del cuerpo. Tras consultar a varios especialistas y recibir diagnósticos contradictorios —como accidente cerebrovascular, síndrome de Raynaud o simplemente una inmovilización del brazo— decidió acudir por su cuenta a un hospital.
Allí, tras una serie de exámenes, se le detectó un astrocytoma de grado 4, un tipo de tumor cerebral agresivo e incurable, más común en niños. El tumor tenía el tamaño de una pelota de golf y estaba ubicado en una zona del cerebro que controla el movimiento, lo que explicaba sus síntomas. Debido a su localización, la cirugía no era una opción viable.
El diagnóstico fue devastador para Paige, quien compartió su historia en un vídeo de la organización Cancer Society. Expresó su dolor por tener que renunciar a sus sueños de formar una familia y por ver el sufrimiento en los ojos de sus seres queridos.
A pesar del pronóstico, comenzó tratamiento con quimioterapia y narró su evolución en redes sociales. La sorpresa llegó cuando los últimos exámenes no mostraron rastro alguno del tumor. Aunque los médicos no pueden confirmar la remisión total sin una cirugía exploratoria, el caso ha sido considerado clínicamente excepcional. La revista PEOPLE señaló que los profesionales de la salud ya se refieren a Paige como un “caso clínico extraordinario”.
Actualmente, Paige está centrada en reconstruir su autoestima y continuar con un seguimiento médico riguroso. Su historia ha generado esperanza y asombro en la comunidad médica y en miles de seguidores que han seguido su proceso de recuperación.


