
Trump media entre Zelensky y Putin en un controvertido plan de paz por Ucrania. (Foto: Instagram)
Representantes de los gobiernos de Estados Unidos y Rusia se encuentran reunidos en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, para discutir un ambicioso plan de paz destinado a poner fin al conflicto en Ucrania. La delegación estadounidense está encabezada por el secretario del Ejército, Dan Driscoll, mientras que la identidad de los representantes rusos no ha sido confirmada. Este encuentro sigue a una reunión previa en Ginebra entre diplomáticos estadounidenses y ucranianos.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, podría viajar a Washington esta semana para discutir los términos más delicados del acuerdo propuesto por la administración del presidente Donald Trump. El plan, elaborado por el enviado especial estadounidense Steve Witkoff en negociaciones bilaterales con el negociador ruso Kirill Dmitriev y sin participación europea, consta de 28 puntos.
Entre las cláusulas más controvertidas se encuentra el reconocimiento por parte de Ucrania y sus aliados de la soberanía rusa sobre Crimea, Donetsk, Lugansk y otras regiones actualmente ocupadas por Moscú, lo que supondría una concesión significativa. Las regiones de Kherson y Zaporiyia quedarían en un estatus indefinido, congeladas en la línea de frente actual.
A cambio, Rusia renunciaría a cualquier ambición territorial más allá de las cinco regiones ya anexadas, aunque conservaría el control de áreas estratégicas. El plan también contempla un sistema de “arrendamiento territorial”, mediante el cual Rusia pagaría a Ucrania por la administración de ciertos territorios ocupados, manteniendo su control militar.
Desde el punto de vista militar, el acuerdo impondría una reestructuración profunda del Ejército ucraniano, limitándolo a 600.000 efectivos, eliminando armas de largo alcance y prohibiendo la presencia de tropas extranjeras. Además, la Constitución ucraniana debería incluir una cláusula que impida el ingreso del país en la OTAN.
En el plano interno, el ruso se convertiría en idioma oficial, se exigirían reformas para proteger a las minorías y garantizar la libertad religiosa, y se implementarían programas educativos conjuntos para erradicar el racismo y las ideologías extremistas. Finalmente, el plan prevé la convocatoria de elecciones nacionales en un plazo de 100 días y una amnistía general para todos los implicados en el conflicto.


