Un antiguo texto religioso, conocido como el Evangelio de la Infancia de Tomás, ha vuelto a despertar el interés de investigadores y estudiosos por su contenido inusual y su exclusión de la Biblia oficial. Este evangelio apócrifo, que circuló en los primeros siglos del cristianismo, ofrece una visión sorprendente y controvertida de la infancia de Jesús, presentándolo como un niño con poderes extraordinarios pero también con comportamientos que contradicen la imagen tradicional de compasión y bondad.
La obra comienza con episodios similares a los evangelios canónicos, como Jesús moldeando pájaros de barro y dándoles vida, o realizando curaciones a la edad de cinco años, mucho antes de los doce años que mencionan los textos oficiales. Sin embargo, el relato pronto se torna más inquietante: en una escena, Jesús maldice a un niño que lo empuja y este muere; en otra, los padres de un niño que lo hirió accidentalmente quedan ciegos tras su reacción.
El texto también ofrece una imagen distinta de José, quien se muestra irritado con el comportamiento de su hijo. En una escena, Jesús responde con arrogancia cuando José lo reprende, afirmando que no le pertenece realmente. Otro episodio muestra a Jesús burlándose de su maestro cuando intenta enseñarle el alfabeto, alegando que ya conoce más que todos porque existe “antes de los tiempos”.
Este retrato de un Jesús infantil, poderoso pero temperamental, fue considerado inaceptable por los líderes de la Iglesia antigua, quienes buscaban consolidar una imagen del Mesías como figura plenamente divina y moralmente perfecta desde su niñez. Por ello, el texto fue excluido del canon bíblico.
A pesar de su rechazo, el Evangelio de la Infancia de Tomás fue copiado y traducido durante siglos, y hoy es objeto de análisis por su valor histórico y teológico. Su existencia demuestra que, desde los orígenes del cristianismo, existieron múltiples narrativas sobre la figura de Jesús, revelando una diversidad religiosa mucho mayor de la que se impuso oficialmente con el paso del tiempo.


