Judy Malinowski, una madre de dos hijas residente en Ohio, Estados Unidos, fue víctima de un brutal ataque en 2015 cuando su exnovio, Michael Slager, la roció con gasolina y le prendió fuego tras una discusión en una gasolinera. Judy había arrojado una bebida sobre él, lo que provocó la reacción violenta del agresor. Como resultado, sufrió quemaduras en más del 90% de su cuerpo y se sometió a más de 50 cirugías, sin llegar a recuperar su independencia.
Inicialmente, Slager fue condenado a solo 11 años de prisión por incendio provocado y agresión. Indignada por la sentencia, Judy, a pesar de su estado crítico, decidió actuar para asegurar que se hiciera justicia. Durante su hospitalización, redujo el uso de analgésicos para poder grabar un testimonio en vídeo de tres horas, donde relató con detalle el ataque y la frialdad con la que fue ejecutado.
Cinco meses después de grabar su declaración, Judy falleció en junio de 2017 a los 33 años. Su muerte permitió que Slager fuera acusado de homicidio. El testimonio grabado fue clave para su condena a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
El legado de Judy trascendió su caso. Su historia inspiró la promulgación de la “Ley de Judy” (Judy’s Law), una legislación que endurece las penas para los delitos que causan lesiones graves mediante el uso de fuego. Su madre subrayó que esta ley fue posible gracias a la determinación de Judy por luchar hasta el final por justicia.
Además, su historia fue llevada al documental The Fire That Took Her, producido por MTV y disponible en la plataforma Paramount+, donde se destaca su valentía y el impacto que tuvo en la lucha contra la violencia de género.
