En el extremo sur de Malasia, junto a la frontera con Singapur, se encuentra Forest City, un megaproyecto urbanístico que fue concebido como una ciudad futurista capaz de albergar a cientos de miles de personas. Sin embargo, a pesar de su infraestructura de lujo y diseño vanguardista, hoy permanece prácticamente deshabitada.
Iniciada en 2016, Forest City fue construida sobre islas artificiales en el estado de Johor. El proyecto incluía rascacielos modernos, zonas verdes, tecnología sostenible y servicios de alta gama. Su coste estimado fue de unos 400.000 millones de ringgits malayos, equivalentes a aproximadamente 92.000 millones de euros.
La idea era atraer a inversores extranjeros, especialmente compradores chinos con alto poder adquisitivo. Pero en 2017, el gobierno de China impuso restricciones a la salida de capital, lo que afectó gravemente a la financiación del proyecto. A esto se sumó la crisis inmobiliaria china, que redujo el interés y paralizó muchas de las obras.
El youtuber Ben Morris señaló que la falta de fondos fue clave en el fracaso del desarrollo. Aunque la ciudad fue diseñada para unos 700.000 habitantes, actualmente solo residen entre 7.000 y 9.000 personas. No obstante, los edificios, jardines y calles se mantienen en perfecto estado, lo que crea una atmósfera surrealista de lujo vacío.
Thomas Brag, del canal Yes Theory, comentó que todo parece nuevo y funcional, pero casi sin vida humana. Por su parte, el ingeniero Nazmi Hanafiah, quien vivió temporalmente en la ciudad, describió su experiencia como decepcionante: se sintió aislado y sin opciones de ocio, lo que le llevó a abandonar su apartamento rápidamente.
Forest City se ha convertido así en un símbolo de promesas incumplidas: una ciudad moderna, limpia y silenciosa, construida para muchos, pero habitada por muy pocos.
