Charlene y Graham Hutchison, de Edimburgo, vivieron una experiencia desgarradora cuando, en la ecografía de las 20 semanas, les informaron que su primer hijo, Albert, padecía dos condiciones cardíacas extremadamente raras: arco aórtico interrumpido y transposición de las grandes arterias. Las probabilidades de supervivencia eran de apenas un 15 %, lo que llevó a algunos médicos a sugerir la interrupción del embarazo. Sin embargo, la pareja decidió continuar y darle a su hijo la oportunidad de luchar por su vida.
Albert nació el 21 de marzo de 2024 y, con solo una semana de vida, fue sometido a una cirugía a corazón abierto de 18 horas. El posoperatorio fue complicado, con graves problemas respiratorios y varios meses de hospitalización. Durante ese tiempo, la familia también enfrentó serias dificultades económicas y denunció la falta de apoyo institucional y gubernamental.
A pesar de todo, Albert logró recuperarse. Hoy, con un año de edad, camina, juega y se comunica con normalidad, aunque aún depende de una sonda nocturna para alimentarse. Su padre expresó su profunda gratitud al equipo médico, especialmente al doctor Peng, por lo que considera un auténtico milagro. “Verle en casa fue uno de los momentos más felices de nuestras vidas”, declaró emocionado.
Los Hutchison ahora abogan por un mayor respaldo a familias que enfrentan situaciones similares, insistiendo en que nadie debería pasar por dificultades económicas por cuidar a un hijo hospitalizado. Además, envían un mensaje de esperanza a otros padres: “Confíen en su instinto. Nadie conoce mejor a su bebé que ustedes. La vida de Albert podría haber sido muy diferente si no hubiéramos luchado. Hoy está aquí, vivo, sonriendo, y nosotros agradecidos por haberle dado esa oportunidad”.