Un emotivo caso ocurrido en Lubbock, Texas, ha conmovido a Estados Unidos. Witten Daniel, un niño de solo 6 años, comenzó a presentar síntomas similares a los de una gripe común. Sin embargo, en pocas horas perdió la capacidad de caminar, hablar y respirar por sí solo. Su madre, Casey Daniel, alarmada por el rápido deterioro, lo llevó de inmediato al hospital, donde inicialmente fue diagnosticado con influenza.
Tras nuevos exámenes, los médicos descubrieron que Witten padecía una malformación cavernosa cerebral, también conocida como cavernoma. Esta rara condición se caracteriza por la presencia de vasos sanguíneos anómalos en el cerebro, lo que puede provocar convulsiones, déficits motores y otros síntomas graves. El pronóstico inicial no era alentador: se pensaba que el niño dependería de respiración asistida y no volvería a caminar.
Negándose a aceptar ese destino, Casey buscó información en internet y encontró al neurocirujano Jacques Morcos, en Houston, quien se mostró optimista respecto a una posible intervención. Witten fue trasladado a Houston, donde fue operado con éxito por un equipo especializado en neurocirugía pediátrica.
La recuperación del pequeño sorprendió incluso a los médicos. Hoy, con 7 años, ha regresado a la escuela, cursa segundo grado y ha recibido autorización para volver a practicar béisbol, su deporte favorito.
Este caso resalta la importancia de contar con un diagnóstico preciso y acceso a especialistas en enfermedades neurológicas raras. La historia de Witten se ha convertido en símbolo de esperanza y ha generado una ola de solidaridad en su comunidad y más allá.