Jaqueline Aparecida Mendonça, una funcionaria pública de 40 años residente en Jacutinga (Minas Gerais, Brasil), vive desde 2019 con una rara y persistente fístula liquórica. Esta condición provoca la fuga de líquido cefalorraquídeo por la nariz, exponiendo su sistema nervioso a infecciones graves como la meningitis. A pesar de haberse sometido a ocho cirugías —siete craneales y una endonasal—, el problema persiste.
El primer síntoma apareció en enero de 2019, cuando notó un líquido transparente saliendo de su nariz. Inicialmente confundido con sinusitis, el diagnóstico fue finalmente confirmado mediante una tomografía. Tras la primera cirugía en Pouso Alegre, sufrió complicaciones que la dejaron en coma durante 13 días. Posteriormente, se sometió a múltiples intervenciones, incluyendo la retirada del hueso frontal por una infección severa y la colocación de una prótesis.
En 2020, una nueva cirugía intentó cerrar la fístula usando músculo de la pierna y un dispositivo para drenar el líquido al estómago, pero sin éxito. En 2023, un accidente de tráfico agravó su estado, causándole un traumatismo craneal y obligando a retirar la prótesis. Desde entonces, sufre infecciones recurrentes en la frente, con supuración constante de pus y líquido cefalorraquídeo.
Además de los problemas físicos, Jaqueline enfrenta convulsiones nocturnas y requiere medicación para tratar crisis de ausencia, depresión e insomnio. A pesar de todo, afirma que su fe ha sido fundamental para sobrellevar esta difícil situación. Actualmente, continúa en tratamiento antibiótico y espera una nueva cirugía para eliminar la infección y contener el flujo de líquido.