Un tribunal del condado de Kanawha, en West Virginia (Estados Unidos), ha condenado a un matrimonio a un total de 375 años de prisión por esclavizar y abusar de cinco niños negros que habían adoptado. Jeanne Kay Whitefeather recibió una pena de hasta 215 años, mientras que su esposo, Donald Lantz, fue sentenciado a 160 años. La jueza Maryclaire Akers calificó los delitos como de extrema gravedad, subrayando que el tribunal “no tendría misericordia”.
El jurado halló al matrimonio culpable de múltiples cargos, incluyendo trabajo forzado, tráfico humano, abuso y negligencia infantil. Además, Whitefeather fue condenada por violaciones de derechos civiles motivadas por racismo.
Las víctimas, de entre 5 y 16 años, fueron sometidas a condiciones inhumanas: trabajos forzados, encierros en habitaciones o galpones, dormir en suelos de cemento, y castigos físicos como permanecer horas de pie con las manos en alto. También fueron víctimas de humillaciones, insultos racistas y privación de alimentos.
El caso salió a la luz en 2023, cuando vecinos alertaron a la policía tras ver a dos adolescentes encerrados en un cobertizo. La intervención policial reveló que los demás hermanos vivían en condiciones deplorables, con signos de desnutrición y lesiones físicas.
Durante el juicio, la defensa alegó que el matrimonio estaba sobrepasado por supuestos problemas mentales de los menores, argumento que fue rechazado por el tribunal. Un informe previo a la sentencia reveló que los acusados incluso culpaban al agente inmobiliario por no encontrar una casa lo suficientemente aislada para ocultar los abusos.
Después de la detención, los cinco menores fueron puestos bajo custodia de los servicios de protección infantil del estado. El caso ha generado una gran conmoción en la opinión pública estadounidense, y ha sido condenado enérgicamente por las autoridades locales y organizaciones de derechos humanos.