Hanna Bordage, una joven canadiense de 19 años, fue diagnosticada en diciembre de 2022 con linfoma de Hodgkin en estado avanzado, tras más de un año de síntomas ignorados. Todo comenzó con un síntoma inusual: dolor en el cuello y el hombro cada vez que consumía alcohol, lo que desconcertaba a los médicos. A esto se sumaban sudores nocturnos y fatiga constante, que ella atribuía al estrés universitario y al calor del dormitorio.
El diagnóstico llegó de forma inesperada después de que Hanna sufriera un golpe en la cabeza durante un entrenamiento de fútbol. Al realizar pruebas médicas para investigar un posible trauma, los doctores detectaron un soplo cardíaco y, tras una serie de exámenes —incluyendo ecocardiograma, electrocardiograma y resonancia magnética— encontraron un tumor de 12 centímetros cerca del corazón.
La confirmación de que se trataba de linfoma de Hodgkin llegó tras una biopsia. Hanna tuvo que someterse a 12 sesiones de quimioterapia durante seis meses. El 29 de junio de 2023 celebró el final del tratamiento tocando la campana del hospital, un gesto simbólico para los pacientes oncológicos.
Actualmente con 22 años, Hanna ha conmemorado su segundo “cancerversario” y utiliza las redes sociales como plataforma para concienciar sobre los signos del cáncer. Un mes después del diagnóstico, publicó un vídeo en TikTok diciendo: “Hola, gente, tengo cáncer”. Según ella, la red se convirtió en un espacio de apoyo y motivación durante todo el proceso.
Además de compartir su experiencia, Hanna trabaja hoy como asistente de investigación en su universidad, estudiando precisamente la enfermedad que padeció. Su objetivo es ayudar a otros pacientes a identificar síntomas que muchas veces se pasan por alto. “Quiero usar esta experiencia para que otras personas no tengan que esperar tanto tiempo para obtener respuestas”, afirma.
El caso de Hanna pone de manifiesto la importancia de escuchar al cuerpo y no subestimar síntomas persistentes, incluso cuando parecen triviales.