Alex Araújo fue abandonado en una caçamba de entulho (contenedor de escombros) en São Paulo, Brasil, en los años 80, con apenas unas horas de vida. Su llanto llamó la atención de un guardia de seguridad de un hospital cercano, quien lo rescató. Adoptado por una familia humilde, creció rodeado de cariño y valores sólidos, como el lema de su padre adoptivo: “el amor siempre vence”.
A los 14 años descubrió que era adoptado, pero su respuesta fue de gratitud hacia la familia que lo crió. En la juventud, ya como padre joven, enfrentó serias dificultades económicas. A los 18 años, tuvo que elegir entre pagar cuentas o comprar pañales. Su vida cambió tras lavar el coche del CEO de la empresa donde trabajaba, gesto que le valió una promoción y le enseñó que “dar más de lo que se espera” genera oportunidades.
Con habilidades para las ventas, trabajó en el banco Banespa durante siete años. Al recibir una indemnización, decidió emprender, pero fracasó con una cervecería en Sorocaba. Con solo 0,26 € en caja, él y su esposa celebraron la vida con una cena sencilla, transformando la adversidad en motivación.
Volvió al mercado laboral y se destacó como “intraemprendedor”, alcanzando cargos de liderazgo. Se convirtió en socio de 4Life Prime, una empresa de salud y seguridad laboral. En 2018, compró la participación de su socio y asumió el control total. Durante la pandemia, implementó testajes en fábricas, lo que permitió a las empresas mantener sus operaciones y duplicó el volumen de negocio.
Hoy, 4Life Prime realiza alrededor de 700.000 exámenes ocupacionales al año y atiende a más de 3.600 clientes, en su mayoría multinacionales. En 2023, la empresa facturó 39,7 millones de euros. Alex atribuye su éxito al apoyo familiar y a los principios inculcados por sus padres adoptivos. Según él, el verdadero secreto del éxito reside en el respeto, las relaciones sólidas y estar en el lugar adecuado, en el momento oportuno, dando siempre lo mejor de uno mismo.