A los 19 años, Stephen Chase se sometió a una intervención rutinaria de rodilla en Utah. Aunque su dominio del español se limitaba a unas pocas frases aprendidas en la escuela, al despertar de la anestesia comenzó a hablar el idioma con sorprendente soltura durante unos 20 minutos.
Con el tiempo, este fenómeno se repitió en otras operaciones, incluida una septoplastia. Ahora, con 33 años y padre de tres hijos, Chase recuerda que, después de aquella primera cirugía, vivió dos años en Chile, lo que reforzó su comprensión.
Especialistas lo encuadran en la Síndrome de Lengua Extranjera (FLS), un trastorno neurológico raro que, tras anestesia u otras lesiones, permite el uso involuntario de una lengua no nativa. E
ste caso pone de relieve la capacidad del cerebro para almacenar información de forma pasiva y recuperarla en circunstancias inesperadas.


