Jordan Adams, un joven de 30 años residente en Redditch, Inglaterra, ha compartido su emotiva historia sobre cómo fue cuidar de su madre, Geraldine, tras ser diagnosticada con demencia frontotemporal precoz (FTD) en 2010, cuando ella tenía 47 años. La FTD es una enfermedad neurodegenerativa incurable que afecta progresivamente la cognición, el comportamiento y la movilidad, con una esperanza de vida estimada de entre seis y diez años tras el diagnóstico.
Antes de la enfermedad, Geraldine era una mujer alegre y sociable, pero los primeros signos —como el aislamiento, cambios de humor y pérdida de memoria— se intensificaron rápidamente, alterando por completo la dinámica familiar. La situación obligó a la familia a reorganizar su vida diaria, ya que Geraldine pasó a depender totalmente de sus hijos para tareas básicas como alimentarse, asearse y desplazarse. En las etapas finales, quedó postrada en cama y requería cuidados constantes.
Geraldine falleció en 2016, a los 52 años. Tras su muerte, la familia decidió investigar si la enfermedad tenía un origen genético. La hija mayor dio negativo a la mutación del gen MAPT, pero Jordan y su hermano menor, Cian, resultaron ser portadores. A pesar de este diagnóstico, Jordan ha optado por mantener una actitud positiva, participando en investigaciones científicas en la University College London y en maratones benéficas para recaudar fondos destinados al estudio de la FTD.
Jordan considera que compartir su experiencia y colaborar con la ciencia es una forma de afrontar el futuro y ofrecer apoyo a otras familias que puedan enfrentar situaciones similares. Su historia pone de relieve la importancia de la detección temprana, el apoyo emocional y la investigación médica en enfermedades neurodegenerativas.


