Charlie Hicks, un hombre de 78 años residente en Pensacola, Florida, había convertido el restaurante Shrimp Basket en parte esencial de su rutina diaria durante una década. Visitaba el local dos veces al día, siempre pidiendo el mismo plato: gumbo con poco arroz y sin galletas saladas. Su presencia era tan constante que se volvió parte de la familia del restaurante.
En septiembre de 2025, su repentina ausencia alarmó al equipo del restaurante. Tras no verlo durante un día, decidieron llamarle. Charlie explicó que estaba enfermo, por lo que el personal, preocupado, le llevó su comida hasta la puerta de su apartamento. Al tercer día sin respuesta, el chef Donnell Stallworth decidió acudir personalmente. Al llegar, escuchó una débil voz pidiendo ayuda. Al entrar, lo encontró en el suelo, deshidratado y con dos costillas rotas.
Charlie fue hospitalizado de inmediato. Durante su estancia en el hospital, el equipo del restaurante continuó llevándole su gumbo dos veces al día. Tras recibir el alta, lo ayudaron a mudarse a un apartamento junto al restaurante, para poder cuidarlo más de cerca.
Christina Neeper, sobrina de Charlie, agradeció profundamente al chef Donnell, asegurando que salvó la vida de su tío. En diciembre de 2025, Charlie regresó al restaurante, retomando su rutina habitual y siendo recibido con cariño por los empleados y clientes. Para Donnell, Charlie ya no es solo un cliente, sino parte de su familia.
Este emotivo gesto de humanidad y amistad ha conmovido a muchos, recordando el valor de los lazos que se crean en la vida cotidiana y el impacto que puede tener la atención y el cuidado entre personas, incluso en contextos tan simples como un restaurante de barrio.


