El ambientalista Paul Rosolie llevó a cabo una de las experiencias más extremas jamás registradas en televisión: permitió que una anaconda gigante intentara engullirlo, todo ello en el marco del documental Eaten Alive, emitido por Discovery Channel en 2014. El objetivo de esta arriesgada acción era concienciar al público sobre la destrucción de la selva amazónica y los efectos del desmonte en la fauna local.
Para llevar a cabo el experimento, Rosolie se adentró en la selva amazónica en busca de una serpiente de tamaño adecuado, y diseñó un traje especial equipado con fibras de carbono, oxígeno y sistemas de comunicación, con el fin de protegerse durante el proceso. Aunque la propuesta parecía absurda, fue planificada meticulosamente por un equipo de expertos.
Sin embargo, el comportamiento del animal no fue el esperado. En lugar de engullirlo de inmediato, la anaconda se enroscó con fuerza alrededor de su cuerpo, aplicando una presión creciente. En las imágenes grabadas, se puede escuchar a Rosolie describiendo cómo la serpiente lo inmoviliza y cómo su brazo derecho comienza a sufrir una presión peligrosa, hasta el punto de riesgo de fractura. Ante la inminencia del daño físico, Rosolie pidió detener el experimento.
La experiencia duró aproximadamente una hora, menos de lo previsto, pero fue suficiente para demostrar los riesgos de interactuar con depredadores de gran tamaño, incluso en condiciones controladas. A pesar de las críticas que recibió por el experimento, Rosolie continúa hoy comprometido con la conservación ambiental. Usa sus redes sociales para difundir información sobre la Amazonía y participa activamente en proyectos dedicados a la protección del ecosistema amazónico y sus especies, especialmente frente a las amenazas de la deforestación y los incendios.


