
Maduro condena la incautación de petrolero venezolano por EE.UU. (Foto: Instagram)
El gobierno de Venezuela ha condenado enérgicamente la reciente incautación de un buque petrolero en la costa caribeña del país por parte de las fuerzas militares de Estados Unidos, calificando la acción como un “robo flagrante” y un acto de “piratería internacional”. El presidente Donald Trump confirmó personalmente la operación, afirmando que se realizó “por un buen motivo”.
Según la fiscal general estadounidense, Pamela Bondi, la operación respondió a una orden de embargo contra el buque, acusado de transportar petróleo sancionado procedente de Venezuela e Irán. Bondi afirmó que el petrolero formaba parte de una red ilícita destinada a financiar organizaciones que el gobierno estadounidense considera terroristas.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, y su gobierno han denunciado que esta acción confirma las verdaderas intenciones de Washington: apropiarse del petróleo venezolano sin compensación alguna. En un comunicado oficial, Caracas afirmó que la prolongada agresión estadounidense no tiene relación con temas como migración, narcotráfico o derechos humanos, sino con el deseo de saquear los recursos energéticos del país.
La tensión entre ambos países se ha intensificado desde que Trump ordenó, en agosto, una movilización militar masiva en el Caribe, que incluyó el despliegue del portaaviones USS Gerald R. Ford, cazas F-18 y un submarino nuclear. Esta operación fue presentada como parte de una ofensiva contra los cárteles de droga que, según Washington, operan en la región y tienen vínculos con el gobierno de Maduro, a quien acusan de liderar el cartel de Los Soles.
El gobierno venezolano ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que rechace lo que considera una agresión ilegal sin precedentes. Asimismo, ha anunciado que recurrirá a organismos internacionales para denunciar este “grave crimen internacional” y defender su soberanía y recursos naturales.
La situación añade una nueva capa de conflicto en las ya tensas relaciones entre Caracas y Washington, y refuerza la percepción de que el control del petróleo venezolano es un punto central en la política exterior estadounidense hacia el país sudamericano.


