La psicóloga Susan Krauss Whitbourne, exprofesora de la Universidad de Massachusetts Amherst, ha analizado diversos estudios sobre lenguaje corporal que sugieren que ciertas posturas físicas pueden reflejar tendencias psicopáticas. En su revisión, destaca una investigación de la Universidad McGill (Canadá), en la que participaron 608 adultos. A los voluntarios se les pidió adoptar distintas posturas para evaluar si estas se relacionaban con rasgos psicológicos específicos.
Los resultados mostraron que posturas abiertas y expansivas se asociaban con comportamientos manipuladores, competitivos y una fuerte creencia en jerarquías. Estas actitudes físicas podrían ser señales de una personalidad dominante. Aunque el estudio no tiene fines diagnósticos, Whitbourne indica que estos indicios pueden ser útiles en contextos sociales, especialmente si se acompañan de otros comportamientos preocupantes.
También se analizaron otras posturas: quienes se movían constantemente o mantenían el cuerpo encorvado mostraban menor autoestima, mientras que una postura extremadamente erguida se relacionó con personas frías y con baja empatía. La psicóloga subraya que estos hallazgos refuerzan la conexión entre cuerpo y mente, ya que las expresiones físicas pueden revelar aspectos internos de la personalidad y de la visión del mundo de cada individuo.
Además, Whitbourne abordó un estudio realizado en 2025 en Nueva Zelanda con 490 parejas, que reveló que convivir con personas emocionalmente frías podría tener efectos inesperados. En concreto, se observó que los compañeros sentimentales de individuos con rasgos psicopáticos tendían a tener más prestigio en el trabajo. La hipótesis es que la convivencia con alguien asertivo o competitivo puede influir positivamente en el desempeño profesional del otro miembro de la pareja.
Estas investigaciones ponen de manifiesto cómo ciertos rasgos de personalidad, incluso los más oscuros, pueden tener un impacto silencioso pero significativo en múltiples aspectos de la vida cotidiana.
