Amber Milnes, una niña británica de cinco años, falleció trágicamente apenas cuatro días después de someterse a una cirugía rutinaria para la extracción de amígdalas y adenoides, procedimiento recomendado debido a su apnea del sueño. La pequeña padecía además una rara condición llamada síndrome de vómitos cíclicos, lo que dificultaba la administración de analgésicos y medicamentos contra las náuseas, ya que vomitaba con frecuencia.
El 6 de abril, Amber fue ingresada para la operación. Aunque el procedimiento de 38 minutos transcurrió sin complicaciones aparentes, la niña sufrió una hemorragia fatal días después, atribuida a una infección en la zona operada. El informe forense determinó que la causa de muerte fue una hemorragia masiva con aspiración de sangre, provocada por el daño de un vaso sanguíneo debido a una infección postoperatoria.
Sus padres, Lewis y Sereta Milnes, devastados por la pérdida, rindieron un emotivo homenaje a su hija, a quien describieron como “la princesita mágica” que llenaba su hogar con alegría, canciones y risas. Apodada cariñosamente “Bam”, Amber era conocida por su ternura y fortaleza, incluso cuando comenzó a presentar problemas de salud a los dos años. “Iba al hospital sin quejarse, comprendiendo que los médicos estaban para ayudarla”, relataron.
La madre de Amber había insistido en que la niña necesitaba permanecer hospitalizada tras la operación debido a su condición médica, que le provocaba vómitos violentos cada diez minutos. Sin embargo, el equipo médico decidió darle el alta al considerar que su evolución era favorable, una decisión que ahora está siendo investigada.
El cirujano responsable, Kel Anyanwu, con 25 años de experiencia, declaró que nunca había presenciado una muerte tras una tonsilectomía y calificó el caso de “único”. También confirmó que el consentimiento informado firmado por los padres no mencionaba el riesgo de muerte.
El caso sigue bajo investigación para esclarecer todos los detalles y determinar si hubo fallos en el protocolo postoperatorio.


