
Jordan Wilson tras someterse a una de las múltiples cirugías reconstructivas para recuperar su nariz. (Foto: Instagram)
Jordan Wilson, una joven estadounidense de 29 años residente en Pensilvania, vivió una experiencia traumática en abril de 2022 cuando fue brutalmente atacada por el perro de su cuñado durante una visita familiar en Tampa, Florida. El animal, de raza Boerboel, le arrancó completamente la nariz de una mordida y, según los médicos, probablemente se la tragó. También sufrió heridas graves en la mejilla derecha.
Desde entonces, Jordan ha pasado por 16 complejas cirugías reconstructivas para recuperar su rostro. Uno de los procedimientos más impactantes consistió en utilizar tejido de su frente para crear un nuevo apéndice nasal, lo que requirió la inserción de expansores de piel. Durante las primeras semanas, podía sentir su frente cuando tocaba su nuevo nariz, una sensación que describió como una mezcla de entumecimiento y dolor. A pesar del sufrimiento, la joven ha documentado todo el proceso en su cuenta de TikTok, donde acumula más de 135.000 seguidores, con el objetivo de concienciar sobre los traumas faciales y ofrecer apoyo a otras personas en situaciones similares.
El cuñado, dueño del perro, ha asumido todos los costes médicos, incluidos los del seguro de salud. Aunque no se ha revelado el monto total, se estima que el coste de múltiples intervenciones quirúrgicas de este tipo puede superar fácilmente los 200.000 dólares, equivalentes a aproximadamente 186.000 euros.
El perro no fue sacrificado, decisión que Jordan considera con sentimientos encontrados, ya que no era la primera vez que el animal mordía a alguien. A pesar del trauma, afirma que no ha dejado de amar a los animales, aunque ahora es mucho más cautelosa, especialmente cuando sus hijos están cerca de perros.
Jordan aún debe someterse a al menos tres cirugías más para perfeccionar la forma de su nariz. Su caso ha generado una ola de apoyo en redes sociales y ha abierto el debate sobre la responsabilidad de los dueños de mascotas y la necesidad de protocolos más estrictos para evitar este tipo de ataques.


