Kim Erick, una madre estadounidense, asegura haber identificado el cuerpo plastinado de su hijo, Chris Todd Erick, en una exposición anatómica en Las Vegas. Chris murió en 2012 a los 23 años en casa de su abuela en Texas. La causa oficial fue suicidio por paro cardíaco, pero Kim siempre dudó de esa versión. Recibió solo un collar con parte de las cenizas, ya que el padre del joven se encargó de la cremación.
Con el paso del tiempo, Kim revisó documentos, investigó la escena del fallecimiento y encontró detalles que no coincidían con la versión oficial. Fotos del lugar mostraban una silla con correas y heridas en el cuerpo de Chris. Un análisis posterior detectó cianuro en su sangre, lo que cambió la causa de muerte a envenenamiento. Sin embargo, al no poder probar que fue administrado por otra persona, el caso fue cerrado como suicidio por medios indeterminados.
En 2018, Kim visitó la exposición “Real Bodies” y reconoció, según afirma, rasgos físicos únicos de su hijo, como una fractura en el cráneo. Solicitó una prueba de ADN, pero asegura que la tatuaje de su hijo había sido eliminado del cuerpo expuesto. Poco después de levantar sospechas, el cuerpo fue trasladado a Tennessee y desapareció de la exhibición.
La empresa organizadora de la muestra niega todas las acusaciones, alegando que el cuerpo ha estado en exhibición desde 2004 y fue adquirido legalmente en China. Aseguran que todos los cuerpos fueron obtenidos de forma ética y no pueden ser identificados biológicamente.
A pesar de las negativas, Kim continúa buscando respuestas. Considera incluso que los restos de su hijo podrían estar entre materiales cremados hallados en un almacén de Nevada. Mientras no obtenga claridad, su dolor y sus preguntas seguirán vigentes.
