Jane Haley, una contadora de 41 años residente en Alberta, Canadá, vivió una experiencia devastadora tras desarrollar síntomas aparentemente leves que derivaron en una infección severa. A principios de agosto, comenzó a sentir dolor en la mandíbula y la mejilla, síntomas que atribuyó a una faringitis tratada un mes antes. Sin embargo, con el paso de los días, apareció un hinchazón en el cuello y, el 24 de agosto, su estado empeoró drásticamente.
Al acudir al hospital, los médicos detectaron que sus signos vitales estaban alterados, lo que indicaba un riesgo inmediato para su salud. Jane fue ingresada en estado crítico, sedada y puesta en coma inducido. El diagnóstico fue una infección por la bacteria Streptococcus del grupo A, común en la garganta y la piel, pero que en su caso evolucionó hacia un síndrome de choque tóxico séptico. Esta condición grave provoca una inflamación generalizada, fallo multiorgánico y puede ser mortal.
Como consecuencia, sus extremidades comenzaron a necrosarse: sus manos y pies se oscurecieron y mostraron signos de descomposición. Ante esta situación, los médicos se vieron obligados a amputar sus cuatro extremidades, primero las manos y luego las piernas por debajo de las rodillas.
Actualmente, Jane se encuentra en proceso de rehabilitación, utilizando prótesis y recibiendo fisioterapia y apoyo psicológico para adaptarse a su nueva realidad. A pesar de la gravedad del incidente, mantiene una actitud positiva y ha decidido compartir su historia para alertar sobre los peligros de infecciones aparentemente inofensivas.
Para afrontar los gastos derivados de su recuperación —como prótesis, adaptaciones en el hogar y atención psicológica— su familia ha lanzado una campaña de recaudación en GoFundMe. Aunque el sitio está en dólares canadienses, se estima que los costes podrían superar los 100.000 CAD, lo que equivale a aproximadamente 68.000 euros.
Jane, antes aficionada a los deportes al aire libre, ahora lucha por reconstruir su vida con valentía, demostrando que incluso una simple molestia puede esconder una amenaza letal si no se trata a tiempo.


