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Tras perderlo todo en un incendio, halló el amor y cumplió su mayor deseo: ser padre

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El 20 de febrero de 2003, Joe Kinan asistió a un concierto en la discoteca The Station, en Rhode Island (Estados Unidos), acompañado de su novia Karla Jean Maraglia. Lo que prometía ser una noche de diversión terminó en tragedia cuando un espectáculo pirotécnico ilegal de la banda Great White provocó un incendio que mató a 100 personas y dejó más de 200 heridas.

Joe fue uno de los pocos supervivientes, aunque sufrió quemaduras de tercer y cuarto grado en el 40% de su cuerpo, perdió los dedos, los pies y el ojo izquierdo. Karla falleció en el lugar. Rescatado por los bomberos, pasó tres meses en coma inducido y múltiples cirugías. Despertó el 10 de mayo de 2003, fecha que él llama su “segundo cumpleaños”, ya que llegó a morir clínicamente tres veces durante las intervenciones.

A lo largo de los años, Joe se sometió a más de 130 cirugías, incluida una de trasplante de mano. Pese a las secuelas físicas y emocionales, nunca se rindió. En 2007 conoció a Carrie Pratt, también superviviente de quemaduras, en un congreso de la Phoenix Society for Burn Survivors. Su amistad se transformó en amor y, años más tarde, contrajeron matrimonio. En 2014, nació su hija Hadley, símbolo de una nueva etapa en su vida.

Veinte años después de la tragedia, Joe afirma haber hallado fuerza en el amor y en la familia que ha construido. A pesar de convivir con las cicatrices del pasado, se muestra agradecido por estar vivo y poder ejercer su papel de padre. “Desperté sin manos, sin pies y sin parte de la visión. Pero estoy vivo, y eso es lo que importa”, declaró.

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