Ketia Moponda, una joven británica de 19 años y estudiante de marketing y publicidad en la De Montfort University de Leicester, vivió una experiencia traumática tras confundir los síntomas de una infección grave con una simple gripe. Apenas ocho días después de comenzar sus estudios universitarios, Ketia empezó a sentirse mal y fue hallada inconsciente en su habitación. El diagnóstico fue meningococemia y meningitis, enfermedades que evolucionaron rápidamente hacia una septicemia severa.
Su estado se deterioró de forma alarmante: llegó al hospital con solo un 1% de oxígeno en sangre, órganos en fallo y extremidades sin circulación. Los médicos advirtieron a su familia que podría sufrir muerte cerebral. En enero de 2025, Ketia tuvo que someterse a la amputación de ambas piernas por debajo de las rodillas y perdió todos los dedos de las manos.
Durante su recuperación, enfrentó complicaciones adicionales como infecciones bacterianas que requirieron injertos de piel. Tras dos meses hospitalizada, fue dada de alta en febrero y comenzó su rehabilitación en Wolverhampton, donde reside con su familia. En mayo recibió prótesis y empezó fisioterapia.
A pesar de las secuelas físicas y emocionales, Ketia ha mostrado una enorme resiliencia. Planea retomar su rutina de ejercicios y perseguir su sueño de convertirse en modelo. Hoy utiliza su experiencia para concienciar a otros jóvenes sobre los peligros de la meningitis y la septicemia, y se ha convertido en una voz inspiradora para personas con discapacidad. “No necesito esconder quién soy. Esto no me hace menos persona”, afirma con determinación.


