Lo que parecía ser una crisis de apendicitis terminó en un parto inesperado en el Reino Unido. Megan Isherwood, una británica de 26 años, fue llevada de urgencia al hospital tras sufrir fuertes dolores abdominales y vomitar sangre, pero acabó dando a luz a un bebé prematuro sin saber siquiera que estaba embarazada.
Megan acudió al Hospital de Blackpool, donde los médicos sospecharon de una apendicitis y solicitaron pruebas de imagen. “Decidieron hacerme una tomografía y una ecografía para descartar un embarazo, pero entonces vieron una cabeza y un pie”, relató.
La sorpresa fue inmediata, y el parto ocurrió antes de que llegara al área de maternidad. La joven, que trabaja como gerente de un bar en Burnley, aseguró que no presentaba ningún síntoma de embarazo. “Me quedé sin palabras, no podía creer lo que estaba pasando. No tenía barriga ni síntomas. Simplemente apareció de la nada”, dijo.
Durante el traslado al Hospital de Burnley, especializado en obstetricia, Megan entró en trabajo de parto y dio a luz al pequeño Jackson, nacido prematuramente a las 33 semanas con un peso de 2,1 kilos. “La paramédica me dijo que si sentía ganas de empujar, la avisara. En cuanto lo dijo, algo hizo clic y de repente sentí la necesidad de empujar. Lo siguiente que escuché fue: ‘Felicidades, es un niño’”, recordó.
Poco después del nacimiento, el bebé dejó de respirar, pero los paramédicos lograron reanimarlo antes de llegar al hospital. Madre e hijo fueron diagnosticados con sepsis y permanecieron ingresados en cuidados intensivos recibiendo antibióticos. “Cuando lo vi por primera vez, aún no parecía real. Pensaba: ¿de dónde has salido?”, contó Megan.
Días más tarde, Jackson volvió a sufrir una parada respiratoria, pero consiguió recuperarse. “No se hizo notar antes de nacer, pero sin duda lo hizo después de casi morir dos veces. Es un niño muy valiente”, afirmó.
El bebé recibió el alta el 25 de septiembre y se encuentra bien. Megan también explicó que se vio desbordada por el apoyo de su comunidad, que se movilizó para ayudarla con donaciones. “La gente se unió para darme todo lo que Jackson necesitaba. Fue un gesto muy bonito. Ahora tenemos todo. Está creciendo muy bien”, añadió.
“No cambiaría nada, solo desearía que Jackson me hubiera avisado de que estaba ahí antes de nacer. Es un milagro”, concluyó Megan.