La ejecutiva Melissa Gonzalez vivió una experiencia límite tras ignorar durante meses síntomas persistentes de su cuerpo. Desde 2022, padecía fatiga, mareos y trastornos digestivos, señales que desestimó por falta de tiempo y preocupación por los costes médicos. Aunque se le aconsejó realizar análisis de sangre, postergó la decisión, priorizando su agenda laboral y sus constantes viajes.
Con el paso del tiempo, su estado empeoró: la síndrome de Raynaud se volvió diaria, sufrió un brote de herpes zóster y sus problemas digestivos se intensificaron. En 2023, durante un viaje a Seattle, se despertó en un hotel con un dolor abdominal insoportable. “Parecía que alguien había metido la mano dentro de mí y lo había retorcido todo”, relató. Fue llevada de urgencia al hospital, donde se le diagnosticó un vólvulo cecal, una peligrosa torsión del intestino grueso que puede derivar en un shock séptico. Los médicos intervinieron quirúrgicamente de inmediato.
Tras su recuperación, Melissa reflexionó sobre la importancia de escuchar activamente al cuerpo. “Escuchar no es lo mismo que oír. Escuchar requiere parar, confiar y actuar”, afirmó. Desde entonces, ha cambiado radicalmente su estilo de vida: se sometió a los exámenes médicos postergados, comenzó una suplementación adecuada y prioriza su bienestar físico y emocional.
Su historia se ha convertido en un llamado de atención para otros. “Si tu cuerpo está susurrando, presta atención. No esperes a que tenga que gritar”, aconseja. La experiencia le enseñó que la salud no es negociable y que ignorar las señales puede tener consecuencias graves. Hoy, comparte su vivencia como una advertencia para que otros no cometan el mismo error.