Julia y John Thompson, una pareja de Massachusetts, vivieron una experiencia límite con el nacimiento prematuro de su hija Eloise. Debido a una grave preeclampsia y restricción del crecimiento fetal, Julia tuvo que dar a luz con solo 25 semanas de gestación. Eloise nació pesando apenas 400 gramos, el equivalente al peso de un bebé de 22 semanas, y su supervivencia fue considerada un milagro médico.
El parto fue cuidadosamente planificado por un equipo multidisciplinar para maximizar las posibilidades de vida de la recién nacida. Desde el primer momento, Eloise necesitó soporte vital, incluyendo ventilación, sonda de alimentación y atención médica constante. Pasó 106 días en la UCI neonatal y luego un mes y medio en una unidad de cuidados especiales. Fue, además, la primera bebé del hospital en utilizar el dispositivo N-trainer, diseñado para fortalecer la capacidad de succión en prematuros.
Los padres celebraron cada pequeño avance: cuando alcanzó 1 kilo, cuando pudo usar ropa por primera vez, y cada fecha especial superada. A pesar de las dificultades, Julia y John mantuvieron la esperanza, aunque no habían preparado nada en casa por miedo a una pérdida.
Hoy, con 9 meses de vida y más de 6 kilos de peso, Eloise se desarrolla con normalidad, duerme bien, empieza a comer papillas y ya puede girar sola. Su madre la describe como “una pequeña luchadora” que ha superado todas las expectativas médicas. Esta historia de resiliencia y amor ha conmovido a miles de personas, convirtiéndose en un símbolo de esperanza para otras familias que enfrentan nacimientos prematuros extremos.