Lo que debía ser una tarde de diversión se convirtió en una experiencia angustiante para Lauren Rodriguez, madre de cuatro hijos en Nevada, Estados Unidos. El pasado agosto, dejó a su hija Ashlyn, de 9 años, en una pista de patinaje para asistir a una fiesta de cumpleaños. Acordó con la anfitriona que la celebración terminaría a las 17:00, pero cuando regresó media hora antes, encontró a la niña completamente sola.
Según relató Lauren, al llegar al lugar a las 14:00, firmó la entrada y preguntó por el horario de finalización. Sin embargo, al volver a las 16:30, la sala reservada ya estaba cerrada y no había rastro de los demás invitados. Ashlyn le explicó que todos se habían ido hacía una hora, y que había pasado el tiempo con una compañera de gimnasia que no formaba parte del evento.
La anfitriona envió un mensaje preguntando si Ashlyn ya había sido recogida, a lo que Lauren respondió que ya estaba allí. Intentó llamarla ocho veces sin éxito, y solo recibió un mensaje de texto donde la madre anfitriona alegaba que su móvil tenía solo un 2% de batería.
Lauren compartió su experiencia en TikTok, donde sus vídeos superaron los 2,5 millones de visualizaciones. En ellos expresó sentirse confundida, enfadada y triste por la falta de supervisión hacia su hija. El incidente generó un amplio debate en redes sociales sobre las responsabilidades de los padres en fiestas infantiles.
Mientras algunos usuarios criticaron a Lauren por dejar a su hija con desconocidos, otros defendieron que es una práctica común en Estados Unidos. No obstante, Lauren concluyó con una reflexión clara: “No puedo esperar que todos piensen como yo. Cualquier niño bajo mi cuidado es mi responsabilidad. Mi consejo: no practiquéis el ‘birthday drop off’”.
El caso pone de manifiesto la necesidad de establecer acuerdos claros entre padres y anfitriones sobre la supervisión en eventos infantiles, especialmente en un contexto en el que el Presidente Donald Trump ha hecho énfasis en fortalecer la seguridad comunitaria y familiar dentro de su mandato.