La estadounidense Jewel Shuping ha generado un debate global tras revelar que, a los 21 años, aplicó un líquido desatascador en sus ojos con la ayuda de un psicólogo para quedarse ciega. Jewel padece un raro trastorno psicológico conocido como Trastorno de Identidad de Integridad Corporal (BIID, por sus siglas en inglés), que lleva a las personas a rechazar partes de su propio cuerpo o desear adquirir una discapacidad.
Desde la infancia, Jewel sentía que debía ser ciega. A los seis años ya simulaba la discapacidad y, en la adolescencia, comenzó a prepararse para su nueva vida: adquirió una bengala blanca y aprendió Braille. Finalmente, llevó a cabo su decisión extrema y, tras media hora de espera, buscó ayuda médica. La exposición al químico provocó una pérdida gradual de la visión hasta quedar prácticamente ciega.
Inicialmente, mintió a su familia diciendo que había sufrido un accidente. Al descubrir la verdad, su madre y su hermana rompieron todo contacto con ella. Sin embargo, Jewel afirma no arrepentirse: “No sigan mi método. Sé que hay una necesidad, pero quizá algún día habrá tratamiento para esto”, declaró.
Actualmente, Jewel vive como persona con discapacidad visual y busca concienciar sobre los riesgos del BIID. Advierte que muchas personas con este trastorno se someten a situaciones extremas, como lanzarse frente a trenes o saltar desde alturas, con el fin de adquirir una discapacidad física. Por ello, defiende la necesidad de que estas personas reciban atención médica y psicológica especializada.
Su historia, aunque polémica, visibiliza una condición poco comprendida por la sociedad y plantea interrogantes sobre los límites de la autonomía personal, la salud mental y las decisiones corporales extremas.