Heusiléia Coelho, una auxiliar de coordinación de 41 años residente en Minaçu, Goiás (Brasil), vivió una experiencia conmovedora y llena de desafíos durante el embarazo de su tercer hijo, Henrique. Con antecedentes de partos prematuros en sus dos hijos mayores, volvió a enfrentarse a una gestación de alto riesgo que culminó en un parto extremadamente prematuro a las 23 semanas.
Henrique nació con solo 740 gramos y, según los médicos, tenía apenas un 1% de probabilidades de sobrevivir. La situación se agravó cuando Heusiléia fue diagnosticada con corioamnionitis materna, una infección grave que obligó a interrumpir el embarazo de emergencia. Además, la falta de una UCI neonatal en Minaçu forzó su traslado urgente a Uruaçu, a 225 kilómetros de distancia.
Tras el parto, el recién nacido fue entubado y trasladado directamente a la UCI. Heusiléia no pudo ver a su hijo hasta siete días después, y no lo sostuvo en brazos hasta pasados 28 días. Durante cuatro meses, el pequeño Henrique permaneció hospitalizado, enfrentando numerosas complicaciones. Su madre, sin separarse de él, durmió en una silla junto a su incubadora, vigilando constantemente sus signos vitales.
Finalmente, Henrique recibió el alta médica y fue llevado a casa, donde continúa bajo seguimiento de especialistas como fisioterapeutas y neumólogos. Su madre lo considera un milagro viviente y celebra su recuperación como una victoria familiar. “Luchamos por la vida de Henrique cuando solo tenía un 1% de posibilidad de sobrevivir”, declaró emocionada.