En medio de la devastadora guerra entre Rusia y Ucrania, ha salido a la luz el sobrecogedor testimonio de Vladislav, un soldado ucraniano de 33 años perteneciente a la Guardia Nacional. Capturado por tropas rusas, Vladislav fue brutalmente torturado, le cortaron la garganta y fue arrojado a una fosa común junto a otros siete soldados ucranianos, dándolo por muerto.
El lugar donde fue enterrado fue cubierto con escombros y basura, en un intento por ocultar los cuerpos. Sin embargo, estos mismos desechos fueron clave para su supervivencia, ya que impidieron que los soldados rusos detectaran sus movimientos. A pesar de estar gravemente herido y con las manos atadas, Vladislav logró encontrar un trozo de vidrio entre los restos y, con un esfuerzo sobrehumano, cortó las cuerdas y consiguió salir de la fosa arrastrándose.
Incapaz de hablar debido a la herida en la garganta, el soldado emprendió una travesía de cinco días arrastrándose en busca de ayuda. Durante ese tiempo, sufrió infecciones, pérdida de sangre y un deterioro físico extremo, pero nunca perdió la esperanza. Finalmente, fue hallado por fuerzas ucranianas y trasladado a un hospital en la región de Dnipropetrovsk.
Los médicos que lo atendieron calificaron su recuperación como un milagro, y destacaron que su firme convicción de sobrevivir fue clave para mantenerse con vida. Su historia fue compartida por él mismo y difundida por su esposa, Victoria, convirtiéndose en un poderoso símbolo de resistencia y del costo humano del conflicto.
Además del caso de Vladislav, el artículo denuncia otros crímenes de guerra cometidos por tropas rusas, incluyendo ejecuciones sumarias, mutilaciones y violencia sexual contra civiles y militares. Estas violaciones de derechos humanos han sido documentadas por organizaciones internacionales y presentadas ante la ONU, lo que subraya la gravedad de la situación en el frente oriental europeo.