En marzo de 2005, Kevin Berthia, un joven de 22 años, se encontraba en una situación desesperada tras perder su empleo y acumular deudas médicas debido al nacimiento prematuro de su hija. Decidido a acabar con su vida, se dirigió al puente Golden Gate, en San Francisco, y escaló la barandilla, quedando suspendido a más de 65 metros sobre el agua.
En ese momento crucial, apareció el sargento Kevin Briggs, de la Patrulla de Carreteras de California, conocido como el “guardián del Golden Gate” por haber evitado más de 200 suicidios. En lugar de intervenir con fuerza, Briggs simplemente pidió hablar. Durante 92 minutos, escuchó a Berthia con empatía, sin emitir juicios ni dar órdenes. Esa conversación fue suficiente para que el joven decidiera regresar al lado seguro del puente. Posteriormente fue hospitalizado durante 11 días.
A pesar del rescate, Berthia enfrentó años de depresión y nuevos intentos de suicidio. Sin embargo, en 2013, su vida dio un giro cuando fue invitado a entregar un premio a Briggs en una ceremonia de la American Foundation for Suicide Prevention en Nueva York. Allí se reencontraron y reconocieron mutuamente. Desde entonces, han forjado una profunda amistad.
Hoy, Kevin Berthia, con 42 años, y Kevin Briggs viajan por Estados Unidos compartiendo su historia en colegios, universidades, academias de policía y eventos de salud mental. Su mensaje es claro: escuchar con empatía puede salvar vidas. Briggs insiste en que nunca dice a alguien lo que debe hacer, sino que ofrece un espacio seguro para que las personas se expresen. Juntos, promueven la importancia de la conexión humana y el acompañamiento emocional frente al sufrimiento.
La historia de ambos subraya que no siempre es necesario ofrecer soluciones inmediatas, sino simplemente estar presentes. Como concluye Briggs: “No se trata de prometer que todo estará bien, sino de demostrar que la persona no está sola”.