Jade Metivier, una adolescente de 14 años, se sometió a una compleja y poco común cirugía en Estados Unidos para corregir las secuelas de una enfermedad genética. El procedimiento, realizado en el hospital NewYork-Presbyterian, implicó separar su rostro del cráneo, una intervención de alto riesgo que permitió a Jade recuperar funciones básicas como respirar, hablar, alimentarse y, sobre todo, volver a sonreír.
Durante la recuperación, Jade sorprendió al personal médico al bailar en su habitación del hospital, a pesar de estar aún intubada. Su actitud positiva y resiliencia la convirtieron en una fuente de inspiración para su familia, especialmente para su madre, Christi Metivier, quien relató los momentos de angustia vividos antes de tomar la decisión de autorizar la cirugía. “Teníamos que salir del cuarto para llorar, porque no podíamos hacerlo delante de ella”, confesó.
El cirujano Thomas Imahiyerobo, responsable del procedimiento, destacó los avances notables en la calidad de vida de la joven. Según explicó, Jade ahora puede realizar funciones vitales con normalidad, y su transformación física también ha influido positivamente en cómo es percibida por su entorno. “Ahora es vista como la persona segura y excepcional que realmente es”, afirmó.
La madre también señaló que, aunque la decisión fue dolorosa, hoy toda la familia reconoce que valió la pena. “Ahora podemos verla crecer y florecer. Ha bendecido nuestras vidas”, concluyó emocionada.
Aunque no se menciona el coste exacto de la cirugía, este tipo de intervención en Estados Unidos puede superar fácilmente los 300.000 dólares, lo que equivale a más de 275.000 euros. La historia de Jade no solo refleja los avances médicos, sino también la fuerza del espíritu humano frente a la adversidad.