Una mujer peruana de 42 años, identificada únicamente como N.S., fue detenida en la isla de Bali, Indonesia, acusada de tráfico internacional de drogas. La arrestaron el 12 de agosto tras llegar desde Barcelona, España, con escala en Doha, Catar. Su actitud nerviosa en el Aeropuerto Internacional Ngurah Rai despertó sospechas entre los agentes de aduanas, quienes ordenaron una inspección más detallada.
Aunque el escáner de rayos X no detectó anomalías en su equipaje, la policía autorizó un registro corporal. Durante la revisión, encontraron 1,4 kilos de cocaína y 43 pastillas de éxtasis ocultas en su ropa interior y en un juguete introducido en su cuerpo. La droga estaba envuelta en plástico y cinta adhesiva negra.
En su declaración, N.S. confesó que fue reclutada a través de la dark web y que recibiría unos 19.000 dólares (aproximadamente 17.500 euros) por transportar los estupefacientes. El valor total de la droga incautada se estima en unos 70.000 dólares (unos 64.500 euros).
El jefe de la división de narcóticos de la policía de Bali, conocido como Radiant, presentó el caso en rueda de prensa, subrayando que la mujer será juzgada bajo las estrictas leyes antidrogas del país. En Indonesia, el tráfico de drogas puede conllevar la pena de muerte por fusilamiento, aunque no se han registrado ejecuciones desde 2016. Sin embargo, decenas de personas permanecen en el corredor de la muerte.
Este caso se produce poco después de que tres ciudadanos británicos fueran condenados en Bali por tráfico de cocaína y recibieran penas leves de 12 meses de prisión, lo que generó polémica. En contraste, la situación de la peruana es considerablemente más grave y podría desembocar en la pena capital.