El parto de Francine Pereira de Alcântara, de 34 años, en Itapevi (São Paulo), Brasil, estuvo marcado por un incidente inesperado. Durante una cesárea realizada el 10 de mayo, su hijo Heitor sufrió un corte en la cabeza con el bisturí quirúrgico, lo que requirió 14 puntos de sutura.
La gestación se desarrolló sin complicaciones y Francine fue sometida a una cesárea programada debido a antecedentes de dos cirugías anteriores. Según relató la madre, el procedimiento transcurría con normalidad hasta que escucharon un llanto inusualmente fuerte del recién nacido, lo que más tarde se supo que era consecuencia del corte sufrido durante la extracción.
El médico responsable explicó inicialmente que el corte fue superficial y causado por la presión de su mano al retirar al bebé del útero. Sin embargo, la realidad fue otra: Heitor fue trasladado inmediatamente a la UCI Neonatal, donde recibió 14 puntos en la cabeza. Francine no pudo ver a su hijo hasta el día siguiente debido a un desmayo postoperatorio.
La familia permaneció dos días sin recibir explicaciones claras del hospital. Finalmente, el 12 de mayo, les informaron que el incidente era un riesgo inherente a este tipo de procedimiento y que el médico no tendría responsabilidad directa. A pesar del impacto emocional, Francine elogió la atención brindada por el equipo de enfermería y médicos durante los nueve días de hospitalización.
Actualmente, con tres meses de edad, Heitor se encuentra saludable y presenta una buena cicatrización. Francine espera que la experiencia sirva como advertencia para evitar que otros bebés y madres pasen por situaciones similares.