Thomas Cook, residente de Elk Mound, en el estado de Wisconsin (EE.UU.), ganó un premio de 22 millones de dólares (aproximadamente 20,3 millones de euros) en la lotería Powerball y decidió cumplir una promesa que había hecho en 1992 a su amigo de toda la vida, Joseph Feeney: compartir el premio a partes iguales. El acuerdo, sellado hace más de tres décadas con un apretón de manos cuando el juego fue lanzado, fue recordado y respetado por ambos.
Cook descubrió que había ganado mientras desayunaba con su esposa y, tras comprobar el billete en una gasolinera de Menomonie, llamó inmediatamente a Feeney para confirmar que seguiría adelante con lo pactado. Feeney, ya jubilado del cuerpo de bomberos, expresó su sorpresa y emoción al recibir la noticia.
Ambos amigos, acompañados por sus esposas, acudieron a la sede de la Lotería de Wisconsin en Madison para reclamar el premio. Tras la confirmación oficial, Cook presentó su renuncia en el trabajo, cumpliendo con el preaviso correspondiente. En declaraciones posteriores, reafirmó su compromiso con la promesa: “Un apretón de manos es un apretón de manos”.
Lejos de planes ostentosos, Cook y Feeney manifestaron su intención de utilizar el dinero para disfrutar más tiempo con sus familias. “Podemos vivir cómodamente. No se me ocurre una mejor manera de jubilarme”, concluyó Cook, destacando el valor de la palabra dada y la importancia de la amistad.