Ana Sophia Brito, una niña de 10 años de Aparecida de Goiânia (Brasil), ha llamado la atención en redes sociales por su valentía al usar una máscara ortodóntica en la escuela. Desde mayo, Ana sigue un tratamiento dental que incluye una máscara externa y un aparato interno fijo, cuyo objetivo es adelantar la maxila para corregir el crecimiento óseo y mejorar la mordida.
Según explicó su madre, Paula, el dispositivo debe usarse aproximadamente 14 horas al día, preferentemente por la noche, y se espera que el tratamiento dure un año. A pesar de que este tipo de aparato suele generar inseguridad en los niños, Ana enfrentó la situación con naturalidad y entusiasmo. Al día siguiente de comenzar el tratamiento, acudió al colegio con la máscara y la mostró con orgullo a sus compañeras.
El apoyo de la comunidad escolar fue fundamental. La profesora de Ana fomentó un ambiente de aceptación, y los compañeros reaccionaron con curiosidad y amabilidad. La madre confesó que temía que su hija fuera víctima de burlas, pero ocurrió lo contrario: los niños fueron receptivos y solidarios.
Tras dos meses de tratamiento, los resultados ya son visibles. La mordida de Ana ha mejorado notablemente y su sonrisa se ha embellecido. Paula atribuye el éxito al carácter decidido de su hija: “Tiene una valentía y una determinación que no sé de dónde saca”.
Sin embargo, no todas las reacciones han sido positivas. En espacios públicos, como supermercados, la madre notó miradas incómodas y comentarios entre adultos, mientras que los niños mostraban aceptación e incluso interés por el aparato. Este contraste evidencia cómo la infancia puede ser más abierta y empática que el mundo adulto.
La historia de Ana Sophia se ha viralizado como un ejemplo de autoestima, resiliencia y apoyo familiar, demostrando que enfrentar desafíos médicos con actitud positiva puede inspirar a otros.