Una reciente polémica ha resurgido en torno a la posibilidad de que la NASA haya destruido inadvertidamente vida en Marte hace casi medio siglo. Dirk Schulze-Makuch, profesor de habitabilidad planetaria y astrobiología en la Universidad Técnica de Berlín, sostiene que un experimento realizado por la agencia espacial durante una de sus primeras misiones al planeta rojo podría haber eliminado formas de vida microbiana.
Según el científico, un experimento llevado a cabo en los años 70 detectó la presencia de agua con nutrientes y carbono radiactivo en el suelo marciano. Esto generó entusiasmo entre los investigadores, ya que se pensaba que, si existieran microorganismos, estos podrían consumir los nutrientes y liberar el carbono radiactivo en forma de gas, lo que sería una prueba clara de vida. Sin embargo, la NASA no obtuvo resultados concluyentes y decidió modificar el experimento, añadiendo más nutrientes con la esperanza de provocar una reacción más evidente.
La sorpresa llegó cuando no se observaron emisiones de gas adicionales. La explicación oficial fue que el perclorato, un compuesto presente en el suelo marciano y también utilizado en fuegos artificiales y combustibles para cohetes, podría haber interferido en los resultados al descomponer los nutrientes antes de que los microorganismos pudieran metabolizarlos.
El debate cobró fuerza recientemente cuando el ufólogo Scott Waring publicó imágenes tomadas por el rover Curiosity en las que se observa una estructura con forma de hongo emergiendo del suelo marciano. Waring criticó públicamente a la NASA por no investigar más a fondo la formación, considerando que su apariencia biológica debería haber motivado un análisis con las herramientas del rover, como láseres o brazos robóticos.
La imagen se viralizó rápidamente en redes sociales, donde muchos usuarios la interpretaron como una prueba de vida extraterrestre. No obstante, expertos en geología planetaria ofrecieron explicaciones más plausibles, atribuyendo la forma del objeto a fenómenos geológicos naturales.
Mientras tanto, la NASA continúa con sus planes para la misión Mars Sample Return, prevista para 2027-2028, cuyo objetivo es traer muestras de suelo marciano a la Tierra para un análisis más detallado. El coste estimado de esta misión supera los 10.000 millones de dólares, lo que equivale a más de 9.200 millones de euros.