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La historia de una madre que descubrió al asesino de su hija que tuvo que dar en adopción

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La carta que cambió todo

Virginia, abril 2010. Cathy Terkanian, enfermera jubilada residente en Florida, recibe correspondencia del Departamento de Servicios Sociales. Había aguardado este momento durante décadas.

“Quedé completamente petrificada.”

La misiva concierne a Alexis, la criatura que entregó en adopción 36 años atrás. Una pequeña que jamás abandonó su memoria.

Al desplegarse el documento, Cathy descubrió una situación crítica: un investigador requería su ADN. Su descendiente había desaparecido y apareció un cadáver en Racine, Wisconsin, potencialmente correspondiente a ella.

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Esta revelación la destrozó por completo.

El rastro digital comienza

Cathy rechazó la pasividad rotundamente. Recibió información mínima: la menor se desvaneció del hogar adoptivo en Michigan a los 14 años.

Rastreando datos online sobre menores desaparecidas regionales, rápidamente identificó una de Holland. Su fecha natal y características físicas concordaban con Alexis.

“Su identidad adoptiva era Aundria Michelle Bowman.”

La imagen revelaba una adolescente irreconocible: “Mi último encuentro fue cuando tenía 9 meses.” Procesarlo requirió horas y confirmó su parecido. “Definitivamente se asemejaba a mí.”

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Netflix documentó posteriormente esta cruzada en “Into the Fire”, capturando atención internacional por la búsqueda implacable de justicia.

Dos fugas paralelas: madre e hija

Coincidencia perturbadora: idénticamente a su descendiente, Cathy escapó del hogar a los 14 años.

“Provengo de estructura familiar fragmentada. Progenitora perpetuamente bipolar. Hermanos multiplicándose constantemente: poseo siete medio-hermanos. Suficiente locura para cualquiera.”

Su madre quedó abandonada con cuatro descendientes. “En su perspectiva, yo causé todo.” Entonces Cathy se marchó, solicitando transporte hasta arribar a Nueva Orleans.

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La artista simiesca circense

Durante la revolución contracultural setentera, Cathy descubrió una red juvenil de apoyo mutuo. Dentro de este círculo encontró su compañero futuro: Randy Badger.

Cohabitaron y laboraron conjuntamente en entretenimiento circense. “Interpreté la mujer gorila.” Constituía una ilusión óptica mediante cristal e iluminación dentro de una caja negra.

“Resultaba entretenido, y el progenitor de Alexis me acompañaba: él interpretaba el gorila.”

Cathy y Randy contrajeron matrimonio con autorización parental, considerando su minoría de edad. Meses posteriores descubrieron su embarazo. “Entonces me encontré embarazada a los 15 años.”

Junio 1974 marcó el nacimiento de Alexis. La relación con Randy rápidamente se deterioró, obligando a Cathy regresar a Virginia.

La adopción forzada

Tras experimentar independencia, Cathy mantenía certeza de proporcionarle mejor vida a su descendiente. Esta esperanza se desplomó al presenciar el desprecio materno durante su recepción.

“Al entregarle mi criatura, la recibió como vestimenta sucia.”

Cathy descubrió información desconocida: su madre padecía cáncer mamario con pronóstico de cinco años vitales máximo. Su esposo navegaba y ella mantenía tres descendientes domésticos menores de 15 años.

“Desconocía sus visitas a instituciones caritativas católicas sobre separarme de mi descendiente.”

Desestabilizar una adolescente traumatizada de 16 años resulta extremadamente sencillo. “Me repetían que desconocía mis acciones.” Finalmente, Cathy obedeció a los adultos y acordó la adopción.

“Jamás le expresé ‘adiós’. Psicológicamente, nunca me separé.”

El detective amateur que cambió todo

Carl Koppelman, contador y detective amateur, catalizó todo el caso. Labora voluntariamente online cooperando con autoridades, examinando bases de datos de personas desvanecidas.

“Desarrolló la teoría de que el cadáver encontrado en Racine podría corresponder a mi descendiente.”

Conjuntamente investigaron todos los frentes posibles. Las compañeras escolares describieron a Alexis como “divertida, dulce, curiosa y brillante”, pero eventualmente “se volvió sombría e incrementalmente menos visible académicamente.”

Los crímenes de Dennis Bowman

Cathy se informó sobre el progenitor adoptivo: información sumamente preocupante.

Dennis Bowman poseía historial delictivo alarmante. En 1980, agredió una adolescente ciclista, interceptándola con su motocicleta y ordenándole dirigirse al bosque. Al desobedecerle, extrajo un arma y disparó.

Bowman recibió condena de cinco a diez años penitenciarios por agresión con intención criminal sexual. Salió cuando Alexis tenía 11 años.

En 1989, inmediatamente tras la desaparición de Alexis, los Bowman se reubicaron en Hamilton, Michigan. Posteriormente, en 1998, Bowman invadió el domicilio de una colega laboral.

“No mencionó en su carta judicial que la menor estaba desaparecida desde hacía más de una década.”

La investigación privada revela inconsistencias

Desesperada, Cathy contrató un investigador privado quien obtuvo el reporte policial del 11 de marzo de 1989. Bowman denunció la fuga de su descendiente de 14 años.

Cuatro meses anteriormente, la policía había investigado acusaciones de abuso en el domicilio Bowman. La denuncia fue considerada falsa.

Tres años tras remitir la muestra genética, arribaron los resultados: el cadáver no correspondía a Alexis. “Me sentí aliviada. Mantenía esperanza de localizarla.”

La valla publicitaria y la presión mediática

Pese a que sus evidencias eran circunstanciales, Cathy actuó independientemente. Adquirió espacio publicitario en una valla cercana al domicilio Bowman, ofreciendo recompensa de $11,000 por información conducente a arresto.

“En Estados Unidos, puedo acusarte de eliminar alguien y tú debes probar tu inocencia.”

Directamente en redes sociales acusó a Bowman de asesinar su descendiente. “Estaba presionando porque él jamás había proporcionado declaración legalmente vinculante.”

Intuición materna satelital

Además de estar convencida de la culpabilidad de Bowman, Cathy poseía certeza inexplicable sobre la ubicación de los restos mortales.

Tras años analizando mapas Google e imágenes satelitales, localizó una losa concreta en la propiedad Bowman. “Lo que me generó sospecha fue observar modificaciones en el patio trasero.”

Naturalmente, su conjetura resultaba insuficiente para orden judicial. “Me sentía tremendamente impotente.”

El arresto que cambió la estrategia

En 2019, Bowman fue arrestado por violación y asesinato de Kathleen Doyle en 1980. “Me sentí aliviada de que ya no permaneciera en las calles.”

Tres meses después arribó el momento esperado. Como enfermera entrenada para estudios de caso, Cathy conocía que Dennis y Brenda Bowman deseaban “permanecer unidos.”

“Conversé con la policía y le comunicaron a Bowman que, si revelaba sus acciones con Alexis, podría permanecer en Michigan.”

Funcionó: admitió haberla eliminado y que el cadáver estaba sepultado en el patio trasero.

La confesión final

A principios de 2020, la policía y equipo forense excavaron el patio trasero. Localizaron restos mortales y solicitaron nuevamente el ADN de Cathy.

“En una semana confirmé que correspondían a mi descendiente.”

Bowman alegó accidente: le propinó una bofetada y al caer, se fracturó el cuello. Explicó que desmembró el cadáver, lo transportó al mudarse y lo sepultó.

Recibió dos condenas de prisión perpetua por el asesinato de Kathleen Doyle, más sentencia adicional de 35 a 50 años por Alexis.

Sus acciones robaron su futuro y la condenaron al olvido. Pero su progenitora siempre la recordó y, desafiando probabilidades, finalmente la localizó.

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