Virginia Hislop, de 105 años, recibió su ansiado máster en educación por la Stanford Graduate School of Education. Su viaje de inspiración, que comenzó hace más de ocho décadas, en 1936, llegó a su fin con una emotiva celebración.
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Virginia Hislop comenzó sus estudios en la Universidad de Stanford en 1936, donde se licenció en Educación en 1940. Su deseo era continuar sus estudios para poder enseñar y seguir el ejemplo de su abuela y su tía, que también eran educadoras. Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos cuando su entonces novio, George Hislop, fue llamado a filas para servir en la Segunda Guerra Mundial en 1941. El deber patriótico llevó a la pareja a contraer matrimonio y a Virginia a interrumpir sus estudios.
A pesar de la interrupción, nunca abandonó su deseo de completar su maestría. A la edad de 105 años, tras años de dedicación a su familia y a la comunidad de Yakima, en el estado de Washington, Ginger reanudó su tesis y finalmente presentó su trabajo para que fuera evaluado. En reconocimiento a toda una vida dedicada a la educación, la Universidad de Stanford renunció al requisito de la tesis para concederle el título de máster.
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A la ceremonia de graduación asistieron los nietos y bisnietos de Virginia, que la aplaudieron junto a los demás graduados. El decano de la Facultad de Educación de Stanford, Daniel Schwartz, elogió a la anciana: “Una firme defensora de la equidad y de la oportunidad de aprender. Hoy estamos orgullosos de otorgar un máster en educación a nuestra graduada de 105 años”.
Para Virginia, el máster no es sólo un reconocimiento académico, sino que simboliza los años que ha dedicado a mejorar la educación en su comunidad. “Para mí, este título es un reconocimiento a los muchos años que he dedicado a trabajar por las escuelas de la zona de Yakima y en diversos consejos”, declaró.